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domingo, 30 de septiembre de 2007

HUELLAS IMBORRABLES!

Leer 1er Cap.
La desdobló con mucho cuidado y luego se limpió las lágrimas para leerla una vez mas.
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(II Cap.)
Hola Fabiana:He escuchado que es mejor expresarse de manera escrita que verbalmente, y a esto recurro para poderte decir todo lo que deseo, que en resumen es que te amo demasiado y no dejo de pensar en ti, quisiera estar a tu lado en estos momentos, no sé que haz hecho en mi, sólo te pido que jamás me olvides, ten presente mi recuerdo, pronto volveré, espero que tu amor por mi nunca muera. Cesar.
La volvió a doblar con mucho cuidado y la introdujo en el sobre, cerró los ojos y acarició su cuerpo mientras recordaba sus besos.
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Le hizo prometer a Mauricio que vendría a cenar, comenzaron a llegar los regalos y ni los criados se daban abasto con tanto ajetreo, Fabiana no los abría con tanta emoción, más bien era empujada por Fabiola que de alguna manera estaba notando un repentino cambio de actitud en su hija. Acompañó a su futuro esposo hasta el auto, luego caminó por el jardín, se acostó bajo la sombra del árbol, viendo las nubes y descifrando sus figuras como si fuese una niña, Alexandra se acostó a su lado, siempre han tenido muy buena comunicación y su relación como hermanas es excelente, mucho mas luego de la muerte trágica de su hermano mayor.
-Te he notado cambiada... diferente… pensativa
Le dijo Alexandra con suavidad, Fabiana respiró profundamente, la observó y pensó por un instante sus palabras.
- No sé, en realidad no entiendo lo que me sucede, hay algo que me dice que huya.
- Faltan solo 48 horas para la boda y aun estás a tiempo de acabar con todo esto, luego seria muy tarde .-Fabiana volteó y la observó a los ojos, Alexandra prosiguió. –Aunque Mauricio no se lo merece, lo entenderá, quizás necesitan más tiempo, él es inteligente, comprensivo, pero debes estar muy segura de este paso que vas a dar, porque no solo estás decidiendo tu vida, sino la de él.
- A veces me pregunto si es tan perfecto como todos suponemos –Dijo Fabiana. - ¿No crees que se coma las uñas de los pies?, ¿eructe después de comer? ¿Qué hunda el hielo con su dedo índice en el trago?
Sonrieron, luego observaron el cielo y se quedaron en silencio por unos segundos.
- Ayer recordé a Cesar. –Dijo Fabiana casi en un murmullo
- ¿Lo que quieres decir es que piensas dejar a Mauricio por el delincuente de Cesar?, ¡él es un patán, ruin, un ser despreciable!
-No tengo las mas remota idea de donde pueda estar ahora
- No puedes ser tan idota Fabi, me cuesta entender que dejes a un lado tu dignidad, Cesar te engañaba con cualquiera, se aprovechaba de tu dinero y tu posición social, te golpeaba y humillaba, mientras tú lo defendías, hasta dejaste de tener amigos, te enemistaste con la familia, ¿y que obtuviste? Nada. Él te abandonó y ni siquiera tuvo la voluntad de decirte adiós, porque es un cobarde.
Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras algunas hojas caían sobre su cuerpo, la brisa cálida acariciaba su rostro y sentía que de alguna forma flotaba en una nube, perdida en un espacio pero atada a este planeta por solo recuerdos.
- Él me enviaba cartas…
- ¡Cállate! – Gritó Alexandra y se levantó. - ¿Dónde esta ahora? ¿Crees que está llorando y pensando en ti?, si no tuvieras un céntimo jamás se hubiese fijado en ti, ese hombre es un vividor, ¡una basura!
Iba a marcharse, volteó a verla, sintió tristeza pero sabía que no podía apoyarla en esto, consolarla sería consentir lo que consideraba una atrocidad.
- No voy a casarme. – Dijo Fabiana y ella se detuvo.
- Mauricio no se lo merece, eres una tonta, debes hablar ya con él, no sabes lo que haces… parece que no aprendes de tus errores.
Alexandra se marchó y ella comenzó a llorar, observando el sol que apenas se distinguía entre las ramas del árbol, sabia que su hermana tenia razón, pero a pesar de todo Cesar era su amor y Mauricio la perfección, era lo que quería contra lo que debía, en dado caso, ¿Dónde encontraría a Cesar? Aun no entendía el por qué de sus sentimientos hacia ese ser que casi todos aborrecían, quizás analizando en su propio ser era las ansias de ayudarlo o su deseo incontrolable de hacerlo cambiar, tal vez era la necesidad de vivir diferente, unida al riesgo, a la par de la aventura, buscando más dentro de si misma surgían las dudas, probablemente la inseguridad que Cesar le producía la hacia sentir viva, luchar por conseguir un amor verdadero, mientas que con Mauricio no había luchas, no había metas que alcanzar, todo estaba servido, y eso podría aburrirla enormemente. Entonces, ¿era una masoquista? Y prefería ser infeliz porque la infelicidad la hacia sentir mejor… al contrario del resto de la humanidad.
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Observé el reloj, papá me dio una palmada en el hombro y pasé el pañuelo por mi frente, limpiando las gotas de sudor. Recorrí la vista por la enorme Catedral, ahí estaba mi madre, mi hermano junto a mi cuñada y mis tremendos sobrinos, mis tíos. A un lado, la señora Fabiola, Alexandra, Dona Ifigenia, y tantas personas amigas de ambos. Don Amador estaba con algunos periodistas en la entrada, era la ocasión propicia para los diarios del país hacerle una entrevista a este actor de cine internacional.
- Las novias siempre llegan tarde Mauricio, deja los nervios. – me dijo Fabiola mientras se acercaba sonriente.
- Dios quiera esa tradición se acabe, compadezco a todos los novios del mundo. Estos minutos se hacen eternos. – Le comenté
En el ambiente reinaba una mezcla de emociones, desde el amor hasta la inseguridad, felicidad, esperanza. Tan solo se escuchaban murmullos y todos esperaban la llegada de la hermosa novia. Las miles de rosas perfumaban el lugar.
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Luego de desayunar, estuvo leyendo por un rato “Verónika decide Morir”, recordó que seis meses atrás sus lecturas eran otras, tales como Biología Humana y Evolución, Etnología, Arqueología, entre otros temas que cualquiera lo tomaría como cura del insomnio, eran sus tiempos de estudiante de Antropología, esa época donde todos se quedaron extrañados por su decisión de querer ejercer en un futuro una profesión tan distinta a ella, todos esperaban que se desempeñara en alguna rama de las artes. Pero prefirió estudiar al hombre en su origen, morfología y esencia. “Fabiana siempre ha tomado decisiones inesperadas” Decía Fabiola. Hasta que un día no quiso ir más, y cuando decidió eso faltaban seis meses para la boda, y ahora solo días, y se percató que ha abierto ciclos que no ha cerrado, como su carrera universitaria, como su vida misma. Observó el vestido de novia, se miró en el espejo y al escuchar que tocaron la puerta volvió a la realidad.
- Señorita, desde la casilla de seguridad llamaron, la espera un señor en la puerta del jardín trasero. No le han permitido la entrada.
- ¿No dijo su nombre? – Preguntó Fabiana
- Si, dijo llamarse Cesar. Cesar Durán.
Cesar Durán, Cesar Durán, el nombre hizo eco en su mente, por un instante el alma salió de su cuerpo y pudo verse ahí, paralizada, la sonrisa se esfumó al igual que el brillo de sus ojos, palideció un poco y sintió que iba a desmayarse, la criada volvió a preguntar qué hacer y no supo qué responder, rápidamente pensó en correrlo, golpearlo, soltar a los perros, besarlo, huir con él... quería gritar, estaba temblando, varias lágrimas rodaron por sus mejillas sin darse cuenta, caminó al balcón y trató de observar pero las ramas del árbol le dificultaban la visibilidad hacia la puerta, hasta que al final lo vio y él le sonrió.
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Ella caminaba adelante, él iba despacio observando el enorme jardín y la cantidad de cosas que estaban abarrotadas a un lado, Fabiana se detuvo, Cesar bajó la cabeza, el sol brillaba con intensidad, Fabiana volteó y él levantó la mirada y al verla a los ojos quiso abrazarla pero ella lo esquivó, dio pasos hacia atrás y respiró profundamente, las aves revoloteaban y eran testigos de todo.
- Han transcurrido dos años desde que te fuiste, ¡dos malditos años!, no sabes cuantas cosas han pasado por mi cabeza, a veces creo que soy una estúpida y por eso me dejaste o me aseguro que eres un desgraciado que no sabes lo que es amar. – le dijo con gran odio, él la miró con una ternura que la conmovió y trató de disimularlo.
- Recibiste mis cartas. – Dijo suavemente sin dejar de observarla a los ojos.
- Cartas que aun guardo y no sé porque, cartas en las que me jurabas amor, pero la última que recibí fue hace un año y siete meses exactamente, nunca me decías donde estabas ni me explicabas porque te habías ido, solo recibía cartas que misteriosamente aparecían en la casilla de vigilancia.
- Yo te amo y he pensado en ti todo este tiempo.
La tranquilidad de sus palabras, la serenidad en su actitud le causaba asombro, mezclada con impotencia, un mar de dudas estallaba en su cuerpo. Cesar se le acercó y notó que temblaba, se observó reflejado en sus ojos, profundos, misteriosos.
- ¡Donde estabas! – Gritó, su espíritu se sentía desgarrado, su corazón latía fuertemente y trataba de controlar sus emociones, sus sentimientos y su mente, pero tanto autocontrol la hacia perder el control y pensar tanto en qué actitud debía presentar desbalanceaba el equilibrio que quería aparentar.
- ¿Qué hiciste todo este tiempo? –Continuó Fabiana, mientras su voz fuerte se iba quebrando tratando de ocultar el llanto. -Podías haberme llamado, visitarme o simplemente… o simplemente haberte despedido, no tienes justificación, por favor márchate.
- ¿Quieres que salga de tu vida? – Dijo mientras se acercaba.
- Saliste de mi vida hace dos años, cuando de pronto desapareciste y resulta que un buen día decides regresar y pretendes que te reciba con los brazos abiertos.
- Yo te amo y tú me amas, prueba de lo que digo es que aun guardas mis cartas, solo así me mantenías presente.
Fabiana le dio la espalda, se limpió las lágrimas y corrió hacia la puerta principal, él fue tras ella, la tomó del brazo, la trajo contra sí y la besó en los labios con una pasión indescriptible.
- ¿Por qué regresaste? – Dijo al separarse bruscamente. – Soy tan idiota y tu eres un ser despreciable, ¡déjame en paz!, no quiero que entres en mi vida de nuevo, márchate
Le observó con desprecio, dio pasos entrecortados hacia atrás, su respiración era profunda, jadeante.
-No, no Fabiana, hasta que me demuestres que ya no me amas, hasta tiemblas al escucharme.
- Mañana voy a casarme, esa es la prueba que necesitas.
Él se quedo asombrado y no supo que decir, Fabiana abrió la puerta de la mansión y la cerró tras de sí, subió a su cuarto, se asomó por la ventana y lo vio marcharse, tomó el vestido de novia y comenzó a llorar.
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© Jesús Maury, 2007, todos los derechos reservados.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, mira a mi en particular no me gusta el estilo de las letras que usas no se, no me agrada, eso desfavorece un poco tu blog, es sólo una pequeña sugerencia. Chao.

Anónimo dijo...

Hola, no habia nada que ver en Tv y revisando la web entré por aqui a ver, no recordaba que los Domingos publicarias, está excelente, yo creo que la chica no se casará, aunque me confundió que el novio estaba en la iglesia. Quizas el próximo capítulo se aclare. A esperar!!!!
Sobre el tipo de letra, a mi me parece bien, y el azul resalta.

Anónimo dijo...

Yo creo que en el primer capitulo quedó claro que Fabiana no se casó (¿o me equivoco Jesús?) en fin, sigo fiel a la 'autopromesa' de no leer el resto de la novela en el foro jaja... Nos 'vemos'... Bye!

@JesusMaury dijo...

Holaaaa Marcianito!! bueno he ido aprendiendo todo esto de los blogs.. y mira que he avanzado, ya sé colocar videos jejej... antes de publicar cambio la letra, los espacios entre párrafos, etc, pero gracias por la sugerencia. Estoy usando la normal times new roman. No te vayas por eso... que te he visto en muchos de los blgs afiliados a TVVI

Granda que bueno verte... poco a poco mi niña... en cada capítulo descubrirás, faltan solo 7 dias, gracias por tu interés.

KArla que bueno que sigas la historia y que bueno que no hayas adelantado viendola por alla jejeej... cuando termine la novela te respondo la pregunta que me hiciste.. je jej.. saludos y gracias por leerme.